Servilletas
en tu nombre
se trazan]
con
varias voces de baruyo;
en
el arruyo de compadres amuchados
en
un café]
¿Qué
serán de aquellas noches
en que
tarde llegó el Madrugón?]
rogando
formas sensibleras
de
taco alto y faldón
a
lo lejos se mira triste en un reflejo
atontado
por la noche cayendo trágica;
y
se hace adiós]
Pueda
o no una mañana
hacer
de la suya un dos]
lo
que raspa no le engaña,
ya
en su vientre se desgranan
excusas
prontas
acompañanan]
y
sólo resta pensar en soledad.
Noche
entera sin complacencia
apareció
como cantando su destino]
algo
impaciente,
en
aquel café.
En
escenario de deseo ajeno
sobrevuela
la idea de pasar
al
más allá del bien]
Le
pica cerca del cielo,
arrasa
las veces que hace creer]
en
todo lo posible, de acompañar su suerte
con
un retazo de querer.]
Aunque
busque lograrlo
no
podría más que esperar a que la noche
se
haga trapo y la nombre;
y
que la lumbre haga rostro su pasión.
[El
encuentro sincero de otros dos]
De
tan sencilla la treta apuró trago tras trago
[Lo
sublime de un momento]
La boca
transformada en pecado
y el
rezo de su prisa en fulgor]
Sea
así como vuelva a su barrio
Recordando
alegrías, penas
y un
viejo amor.
Sea
que vuelva temprano
en penas y pudor
de
fantasías por profesión]
se
asemejan sus noches a los bordes de una historia sin puerto
deteniendo
cuerpos decididos a ser cuerpos
nada
más que cuerpos]
¿Qué
será de aquellas noches
en que
tarde llegó el Madrugón?]
Hasta
despertando su ternura
convertida
en muecas]
despabila
el sabor de acodarse
con
la cara soportada entre sus manos
en
el café del Madrugón]
las
sillas ya vacías; los mozos de espaldas
la
sonrisa de fe entusiasta
promete
las caricias que le negó alguna vez]
pasó
hará unos años
repitiéndose
en el jolgorio de otros
cuántos
acodados imaginando estar del otro lado
de
la mesa,
de
su vida]