miércoles, enero 4

Vino con el corazón envuelto en un guante, pero se quedó por el frío que hacía poco se levantó. Fueron reiteradas ocasiones en que voló en primavera buscando su nombre, pero todos sabemos muy bien que no lo encontró. Creo que no me entendió cuando le pregunté por su búsqueda. Voy de nuevo. Lo vi venir con los guantes en una latita y no fue sino hasta después que comentó lo que en ella traía. Era enero y habló de otras cosas, entre las que nos sorprendió con el mayor de los candores sus juegos de trifulca y ring; y contó hasta tres: No sólo por estar entre gardenias y magnolias es que el momento se hace dos.

2 comentarios:

  1. entre tantas veces que amagó su aparición; había ido y venido en seis mil ocasiones con el corazón en un guante. Lo debe haber tendido que poner en la heladera con hielo seco para bancarla.

    Mmm huele a canciones, y creo que son frescas!

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  2. Lo que pasó es que Nicanor, el jardinero de la calle Carhué, no hubo de adormilarse mientras trabajaba en el patio de Doña Azucena, la del caramelo aromado, y fue ahí que ella lo echó. Caballero Nicanor, se retiró con su bordeadora mutis por el foro.

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