jueves, diciembre 29

de chiquilines revoltosos

Fue catalogado como un delincuente durante gran parte de su infantil vida, apenas si sabía atarse los cordones, aunque dudábamos que no lo supiera. No era difícil percibir cuándo andaba en la logística de algún plan malevo, malandrín de esos que hacen saltar hasta al más despabilado. Lo que sí resultaba imposible era el momento de hacer caer sobre él lo crudo y pesado de la ley. Siempre su indemnidad hacía gritos de presencia, siempre resultando tan inocente como nunca. Era así, una rara habilidad para pasar desapercibido en las circunstancias más adversas y extremas. ¡Hasta loas recibía! Entre el respeto y el temor, unos pocos; otros sólo mantenían cauta distancia, pero nadie podía ignorarlo. De todas formas, sólo era ese temor que no pasa de mayores. Esto mantenía estable las relaciones de todos, sin duda alguna, permitiendo que todas las fechorías se acuñaran sin víctimas ni agresiones físicas, ni incluso verbales. Recuerdo que buscaban siempre tan sólo una aprobación y una risa. No más. ¡De verdad, eh! No hacía falta más que una risa cómplice para colaborar con su actividad. Hoy, a la distancia, me es inevitable sonreír y preguntarme qué será de él, pero no viene al caso. Imagino que está haciendo reír a otros, por ahí, tampoco puedo asegurarlo. Quizá su delincuencia sea hoy harta verdad.
Hubo un día en el que todo pareció cambiar. Es casi imposible reconstruir con datos precisos, tan difícil que era seguirle el tranco y más aún anticipársele. Aunque suene chistoso, siempre jugábamos a ver quién le ganaba de mano. Ojo, sólo entre nosotros, que si se llegaba a enterar...

domingo, diciembre 25

puerto

Será entonces ese refugio el que finalmente de por concluido este momento de zozobras y entremeses. Aquel refugio fiel de aquella noche trunca en la que gritabas por quien sabe cuantos silencios dormidos en la estela de uno de los tantos crepúsculos, sobre esa proa desvencijada, cargada de insomnios y días salados.

Diste en el clavo justo a tiempo; ya no golpeabas las mesas de las tabernas con vasos malolientes ni fue la lengua la maldita excusa. Tu crisol de razas encajó la pieza perdida de un infinito rompecabezas en donde te viste melancólico pero risueño, perdido pero encontrado, lejos pero entre abrazos.

¡Genovés que bien te ves!

Después vendrían danzas que no fueron tarantelas, malevos en las esquinas y un catálogo de hijos bastardos: haciendo patria, sin dejar pasa un minuto, con un ojo en la nuca y el otro bien alto, en la frente.

miércoles, diciembre 21

..en épocas de orejas virtuales, timbres, y cerebelos esponjosos te conocí escribiendo-dibujando a pulso una postal con la foto de una montaña y un mar, y un mapa al costado, ¡cómo olvidar el mapa! Si crucé por ahí como un bólido. ¿qué iba a detenerme en marcha?

viernes, diciembre 16

entremeses

—¿Por qué estás tan amodorrado? —inquirió ella sonriente sin dejar lugar a muchas más palabras de las que allí se abotonaron.
—¿Qué?
— Que por qué estás tan amodorrado...
— Ah te entendí otra cosa.
—¡Ay en dónde tendrás la cabeza!
— Yo sé dónde.
—¿Para qué querés que sepa dónde está?
— Bueno che, es una forma de decir...
—...decir me perdido.
— ay en dónde que no tencuentro!
—¡Acá! ¡Acá!
— Dejá de hacerte el vivo...¿para qué te escondés?
— No me escondo. Acá estoy.
— Ah, perdón..debo ser yo la que no está.
—¡Ahí te encontré!
—¿Viste que era más fácil de lo que parecía?
— Sí...igual no se por qué me decís atolondrado.
—¡Amodorrado!
— Eso, eso... enamorado...

martes, diciembre 13

provincia

Aquellos años de Ayacucho vapuleando estancias enteras, ¡uiija! quién pudiera revivirlas.. Años en serio, viento en realidad y polvo mhijo, mucho polvo. Sabés por allá en Ayacucho no había mucho glamur, pero cómo sarandeábamos esos barriles de vid desdeñados y cuánto se lo añora a don Hermenegildo; toda una leyenda en esas tierras. Aunque yo más bien lo conocí cuando le pusieron el ´don´ y del gaucho bravo y sin madeja sólo quedaban un par de historias y su cuchillo e hierro. Lo había trabajado el mismo contaba, "ven, con estas manos". Ayacucho compadre.. te me fuiste del mapa en un parpadeo ¿dónde te metiste? Ahora en esta laguna de morondanga no tengo ni pa la yerba y a veces cuando cruje el estómago; porque es en serio que cruje eh, me hago baba con esas costillitas a la cruz de tus mediodías, tán ardientes..

Anoche oí un rugir que me sobresaltó. Como cuando Rayo vaticinaba ya un par de días antes que nadie lo iba a poder domar. Ese caballo era una bestia de espuelas inoxidables. Una buena tarde Cándido con mil cañas encima pergonó: - Y ahora van a ver como se hace, ingenuos. Dando tumbos se acercó a Rayo, que déjenme decirles: ni un pelo de zonzo; y a penas puso traste en lomo, el equino haciendo alarde de su fastuosidad lo dejó con dos costillas rotas y cuatro dedos mochos.

Estaba contándoles que oí un rugir que me sobresaltó, y en ese impulso miré por la ventana en vano, habiéndome confundido uno de esos carros modernos con la estanciera del viejo. Que salame.. Si ese motor hubiese escrito con el aceite que tiraba al piso, hubiera sido el Shekspier de los autos; pero para qué seguir fabulando...Con la estanciera aquella tarde lo levantamos a Cándido quien lleno e moretones pedía que lo agarren porque le iba a azotar al caballo.

Anécdota más, historia menos, Ayacucho hoy me volvió al corazón. Como esos mates interminables, y la risa de su gente.


viernes, diciembre 9

será siempre ajeno..

Nada de eso hazme saber.
Os ruego también a todos los presentes
mientras buscas desesperada la felicidad y sus fórmulas.
Pues mira, es ésta
¡atrás! ¡hereje!
que no serás tú quien irá a encontrarla.
Dímela.
!Ay! retinas quemensé tras el velo.
¡Ay¡ que serán iris de ustedes, si la verdad se encamina.
!Ay¡ que será de mí sin ustedes,
del fuego que hizo llover,
de la alegría
y él,
que luego mueren.

martes, diciembre 6

río adentro, al oeste del sur

Se dio por finalizada la trirelectura del querido Geno, otra vez, nunca menguante, creciente. Pianta lagrimón y te deja la boca perdiendo un troesma… No se si vuelve la esencia olvidadiza o solo se clava a la pared como fugitivo para no dejarla ver, pero no me acordaba ni dos alcornoques del final y estaba ahí justito en las antípodas cuando me emocioné y de paso como haciendo lugar en un subte de seis de la tarde me recordó porqué dí con él. Y se te empiezan a mezclar imágenes, y tenés a una junta mayúscula, tomándose una foto con el gallego del bazar expectante por el río que hace las veces de su voz hacia su madre. Esas madres galleguinas de azafrán en los delantales. Y otra en la que vuelve el forajido al almacén… cicatrices; tan reales. Me tiene en asombro perpetuo, como si toda mi historia pasara por su mirada. Que humorista, que escritor, ¡qué joder! Los halcones se cagaban de miedo cuando los desafiaba con sus observaciones. Renegau. Y así y todo le hace pito catalán a todo el mundo. Sabés... es un enamorado. (a masaibé). Desde ya. Pero hasta incluso un pasito mas: Un enamorado del estilo, de la letra, del placer y los refranes. (a masaibé). Del deseo, de la angustia. ¿Un porteño de ley? El porteño que a uno le gustaría ser. Un mezcladito de Isidoro Cañones con el loco que quemaba las guitarras, Chopin y Lacan.. por cortar arbitrariamente la lista. Y hasta Maxwell Smart también, pa que vamu andar cortando si el papel tiene más kilómetros que la 40. Después, que se yo.. Políticamente sagaz, no se comía una; aún después de un largos moscatos. Creo que lo empezaría de vuelta y no pasa muy seguido eso. Si; he de proclamar su prosa: - Che, ¿te le animás a geno?


A la memoria de don Eugenio "Geno" Díaz,
aquel cacho canalla y violento de la ciudad
que en su corazón cargó siempre un bazar de baratijas..


jueves, diciembre 1

y...de tanto inflar, pinché. IIII

Llegué. Pausado el camino, pero llegué. No sin sudar lo suficiente, ojo. No sin pensarlo más de una vez. Encima de todo, no sin vergüenza y sonrojado...no puedo decir, esta vez, que no pequé.Estos son los momentos en que uno merma y piensa un poco, asienta las ideas y se obliga a decir realmente por qué sigue insistiendo con lo mismo, ¡por qué! si no era necesario...por lo menos en ese momento, en ese día, la situación o lo que venga en gana. Pero a ver, y me da bronca pensarlo ahora, por qué correr, por qué desarrollar toda esa caterva de artilugios para evitarla, para no tentarme, para no volver a morder. Será cuestión de aprendizaje. Y conducta. Algún día quizá lo logre aunque, señores ¡tampoco es para tanto! ustedes sabrán comprender. Si al fin y al cabo, cada vez que pase, seguiré pidiendo siempre aquel chori glorioso que preparan en la parrillita del ñato José.