jueves, junio 28

se masca la coca en la altura
se pasa de cachete en cachete
se chupa se muerde, versiones
se escapa el aire lejos, rebelde
vuelve con las hojas verdes
multitudinarias y baratitas

Oído al pasar..
Potosí, Bolivia 

el león

Grafiteado por toda Humahuaca: "Perro Santillán traidor". Pero no se escucha nada; la gente guarda un silencio oscuro. Nadie dice. Uno pregunta un poco de curioso. Nadie dice. Salvo un rumor lejano que cuenta de aquella fría noche de agosto en la que el Perro bajó enervecido al pueblo, con un cuchillo en la mano, y mil lenguas en una bolsa.

Dícen que después de la Quiaca se acaba la Argentina y yo no me la creo.. Me juran y perjuran que sí; me dicen "mirá la gente", "mirá la comida" y yo sigo medio renegado a creer que se le puede poner un arbitrario fin a tanta belleza.

La Quiaca, Jujuy

ese traje


y al principio es como ponerse el mejor traje de payaso que tengas arrumbado por ahí, el que mejor sienta, ese que por alguna extraña decisión de no volver a usarlo quedó tirado en el rincón del placar, incluso sabiendo que aunque sea una vez más ibas a tener que usarlo; eso sí, después hay que sacudirlo un poco, guardarlo, perjurar no volver a usarlo y agarrar el otro que andaba dando vueltas por ahí olvidado, algo arrugado pero sin poliyas, y al que también se lo había sentenciado al ostracismo de los ropajes. 
Es como ir cambiándoselo a medida que la situación lo amerita. ¡Ojo! algunos van quedando chicos o raídos por demás, y así y todo, hay que vestirlos igual, lo que importa es cómo se lo lleva. 
Y uno es un fantoche vestido de marcel marsó, que arremete por entre las filas de los más agraciados, haciéndose el permiso a la vez que es caballero de una corte holandesa, expedicionario mongol, café turco, o vaya uno a saber cuántas otras cosas más. 

lunes, junio 25

picó el boleto


Guardó en aquel boleto desdibujado el último recuerdo de la última jugada, algo rancio, con aroma a viejo. Es por elegir lo mismo que el boleto sigue siendo sólo boleto desde hace muchos años. 
Hoy ya no. 
El boleto señalaba una hoja que lo acompañaba a medida que se iba metiendo más y más en la historia. 
Hay lo que pasa a otra cosa. 
Hoy el boleto no marca más, porque hoy, 
terminé de leer la novela.

viernes, junio 22

Jean Albert, segunda parte


Dicen de la vida de los hombres que se rige por la ley del mejor. Del mejor diciendo, del mejor llorando, del mejor hacedor. Pero hay un detalle que sólo pudimos aprender, y no todos, luego de conocer al Conde de Digurriefermont, como a él le gustaba que lo llamen. El Conde sabía callar, ¡y eso que era charleta! y eso, precisamente ese gran arte, fue lo que propaló la leyenda. No se llamaba Jean Albert, y mucho menos provenía de ninguna aristocracia rancia. Noble per se, de estampa cruda y sin vueltas. Jean Albert fue siempre quien fue y más después de haber cometido su crimen perfecto. Aunque no murió entre laureles, tampoco tuvo que soportar las desdichas de las prisiones de la época que cuando descubrieron su crimen, él ya estaba satisfecho de toda su vida. 


Dicen también de la vida de los hombres, que sólo alcanza un momento para llegar a ser y el resto de los momentos, que no son pocos, sólo justifica el paso por alguno de ellos. 


El Conde actuó con la velocidad pensante de la naturaleza, y se hizo un nombre entre muchos. No le interesaba tener o no tener, familia, esposa, o una casa para vivir el resto de su vida, y el resto fue todo lo que vino después de su propio momento. Ese momento en que dejó de ser uno más. Él era su familia, y nosotros. Unos seis muchachitos, todos del barrio, que nos juntábamos todas las tardes a jugar a la pelota en la vereda de su castillo, como a él le gustaba que lo llamaran.

jueves, junio 21

Jean Albert


Entre las cosas que le tocó vivir, las hazañas que no pudo contar, y los encuentros que debió postergar nuestro queridísimo amigo Jean Albert Digurriefermont, se encuentra el golpe máximo que tuvo que dar para justificar toda la serie de hechos honrosos que lo llevaron a ser quien es. Jean Albert no obtuvo premios por méritos académicos; tampoco concursó para cargos estatales, y mucho menos fue acreedor del premio de la lotería provincial. Jean Albert, el Conde, para quienes de su respeto hacían estandarte, moraba su castillo con orgullo noble y con mejor corazón. No tenía cortesanos, tampoco grandes caballerizas, pero el Conde no dudaba un quintal de su condición y estirpe. Clásico en sus modales, refinado en su dicción de amplias e incisivas respuestas, lo hacían en su hidalguía, para con el resto, caballero y señor. 
Entre nosotros nunca lo vimos con nadie. Y sí, es lo que nos interesaba. ¿Qué será de Jean Albert? No tiene hijos, o por lo menos es lo que nos hace siempre saber; nunca se casó, no tiene parientes cerca, ni piensa viajar próximamente a ningún lado. Aunque en todas las charlas que tuvimos la suerte de tener con él, comentaba en la mismidad de su tono gallardo que él había conocido el amor y que no necesitaba volver a conocerlo, y no fue sino después de su primera muerte que nos enteramos el porqué.

lunes, junio 18

Otro beso


y qué sino un beso para contar que del amor no hay más que sólo un entre dos
No es eso, aunque también lo sea: en donde uno desaparece 
en donde queda el otro
para desaparecer después, y el amor.


y qué sino el alma para venir al lugar del beso
entre dos
que parecen lo que se dicen, y no lo son:
para aparecerse después, y la muerte.
De un tiempo atrás para acá
cuando de un beso es que se habla, es que refiere a otra cosa
como la palabra.


De un beso al otro 
necesario que calle, para ser 
forzoso que caiga, para callar
y las ropas...


..y qué de las ropas, 


de las ropas ya no hay.

viernes, junio 15

«sana razón»


de la poesía que se acerca al pensar
lo que la ciencia no puede decir,
no por mala
no por sabia,
sino sólo por desmentir
lo que unos versos juegan a ser.
inmaduras y naturales de por sí
bien tapaditas como un invierno del saber.
y ser grande, adulto además.
Y ser culto, como un pequeño Robespierre,
de esos que sofrenan al incauto
y al muere lo mandan
por no madurar.
floresciente
ser.



jueves, junio 14

En su nombre


No por temor a callar fue que habló en su nombre. Sin decir de más, lo que dijo tuvo más valor por el sólo hecho de decirse, y por lo que después pasó, que en sí por lo que nos indicó.
A gestos agigantados, en todo el comedor del palacete anfitrión, el murmullo se hacía en cada plato cada vez más espeso; y en cada copa, más cruel. 
Pleno de vaticinios forzados, guirnaldas llenas de flores para algunos, chismes y zancadillas para los mismos; siempre el mismo obsecuente que con una mano se deshacía en halagos para con la tía Esther, y con la otra le hacía cruzdiablo.
Mientras nos distraíamos con el entusiasmo juvenil de los primitos. Estebitan, no te acerques tanto a la Marita, dejálos bruja, no ves que están jugando; y una serie de innumerables actos circenses que definían los encuentros semanales de la familia.
Hasta hoy. 
Sin darnos casi cuenta se levantó él, con sus cejas de jueves fatídico, su vozarrón engominado y el talante inquebrantable del dueño de la finca. Pero nada de eso.
Ya con sólo erguirse por entre los espectorantes y cohibidos comensales, sólo adelantando un guiño y carraspera acompañante, bastó para que temblaran las cubiertos de las fieras que domingo tras domingo cocoreaban las cuarenta de todo el mundo.
Él se levantó, y dijo: ¿Se pueden dejar de joder con Esther? 
Todos guardaron silencio..

lunes, junio 11

meta mate

Por una mesa ratona y entre silvestres ocurrencias
se hincha a mi provecho, la yerba querendona.
En charla a borbotones 
¡frescas, fresquitas las canciones!
vaticinando una primavera alocada 
de calabazas y flores.                                                   questo non e un mate, piccolino andante
questo e un calore e sube errante.
questo non e un mate, camminatore
questo e mio amore.

viernes, junio 8

charrúa che

Primero le das un poco mas de rosca a la pava. Después un lindo chorro y dos minutitos pa que la yerba se hinche. Bombilla prominente y nada e palo, puro polvo. Parece que se tapa, parece que no sirve, parece que no sube, parece que el agua se evaporará en los recovecos precisos y lustrosos de aquella bombilla plateada. Parece. Así combaten los uruguayos la ansiedad porteña.

jueves, junio 7


a golpes los clarinetes retomaban la posta de una fanfarria en primavera.
entretanto, en el llano de arboladas
goyiones se amontonaban entre las gentes a escuchar sus palmas.
Está por amanecer al compás de los que cantan,
y uno que va escuchando por detrás, 
haciéndose medio el sota,
a una princesa de mitad de enero 
guiña un ojo sonsonete y la encanta.

martes, junio 5

enamoradiza la poetiza


Corrió por el pasadizo la poetiza desquiciada, precavida que el petiso confundido, a sus garras alucinadas le escapaba.
A la vez que el petiso se fugaba, por el piso resonaba, trémula y cauta, la atenta vigilia de una curandera que su paso le incautó. La curandera no se andaba con vueltas, ya que al petiso, también buscaba.
El indeciso petiso fulguraba escurridizo, muy huidizo y sin pedir permiso, haciéndose paso al unísono que el muy enfermizo petiso satisfacía sus demandas de amor.
¡Y muy bien lo hizo el petiso! No quedó duda que una vez que la poetiza lo acorraló, deshaciéndolo en el pasillo, éste, al pastito la llevó. 
Acarreábala entusiasta, sigilozo y socarrón, deslizábase con gran arte, cual petiso aventurero, que su premio poseyó ¡Y qué se yo cuántas cosas tuvo que pasar nuestro petiso! 
Si la urticante curandera, cada vez que al petiso veía, levantaba la bandera de una dama vigilante, que a su paso nada había, ni emoción ni algarabía, que hasta a lo lejos se escuchaba, vaaamo bruja todavía! 
La curandera ante semejante comentario de mal talante, caso omiso hacía a lo que las voces decían, y el petiso tentado en el piso con sus dientes grandes al aire, desorbitado reía buscando asilo para sus ansias de infante. 
¡Y así lo hizo el petiso!
Sin ton ni son, a su bella poetiza escurridiza él buscó.¡Dáte prisa! ¡Dáte prisa! pequeña poetiza de atributos protuberantes, que entre las malezas de tus rizos, confundidos, centelleantes, procuraré de nuevo, ser de lo más errante.
Petiso petulante, tú y tus ínfulas de galante, no harán luego conmigo más que tu fugaz amante. No me importa aquéllo. Ya sean verdades, o sean engaños, petiso a tí te quiero, sólo por tu tamaño.

lunes, junio 4


vuelvo sobre el reloj. Lo miré recién con desdén y estaba muy quieto sobre sus tres menos cuarto. 
Se erigía, acá a lo cerca, la torre y su redondísimo reloj por entre el cúmulo de cúpulas divisadas desde el ventanal del céntrico noveno piso.
Tres menos cuarto marca, y tanto no me importa que inclino la cabeza reposándola sobre mi derecha. 
Ahora sí, son las doce y media...y me asusté. Corregí la pose inmediatamente para que pasara del mediodía y, Uf Ahora sí, son las seis. De la tarde.
¡Linda hora para que sea de la tarde! 
Quedé con la sien pegada al hombro izquierdo y relojeé la torre nuevamente, 
y me gusta.

viernes, junio 1

A tono

..y! yo soy un enamorado, viste... y cl..claa..claro, así como de esos que caminan por florida despacio y sin entr..cómo? Ah sí, sí como el viejo Matute. Vos de dónde lo tenés? Ah, no sabía! ¿Eran del barrio también?..del clan del inglés? Qué será de la vida del ñato ese. Sí!!Si andaba en la matufia ese. Qué, no sabías? Sí sí, si un día se lo llevaron los de la taquería de Belgrano..La de Virrey del Pino y Vuelta de Obli..ay no se eso, no se si era el Rafael o Don Mario, lo que sé es que era pastor, y andaba siempre contando historias raras, de vaqueros en buen..cómo? Bueno sí, ese, como te contaba, uy en qué estaba? Ah sí lo del Marto Güiraldes, era ventajero el guacho, pero no con los gomías eh! Eso sí, al billar no le iba nadie en tranco, ni pensarlo. Te liquidaba. 
Ah me habías llamado, decime chango, qué necesitabas?