domingo, junio 23

¡ay!

y exhaló un seco ¡ay! mientras le arrancaba el broche que llevaba en el pelo, percatándome de desengancharlo dulce y sutilmente, aunque consiguiendo un resultado tirante y desgarrador, provocando que la peluca le volara del pudor y obligando a que el desgarrador y tirante ¡ay! fuese el que dije yo..

sábado, junio 22

Tres de descuento

Se armó así. Sin saber por qué, ni cómo ni dónde, ni lo que en algún lugar todavía quedara para hurgar de una vida, por ahí, y que sea como si nada hubiera ocurrido y como si todo hubiera, por fin, pasado. Lo sentí como hubiese sentido un golpe propio, como si algo de todo eso hubiese estado desde el vamos en la historia que aún se sigue contando los días en que el silencio hace arrullo un pensar, obligando a los cuatro ojos que no ven sino puntos fijos en la pared, o algún retrato donde seguramente podría haber salido mejor;  se arma así la historia que se cuentan los contadores de historias cuando cuentan cuanta historia se les viene al marulo, como cuencas de un adusto ábaco olvidado en un cajón. Tanto barullo que hasta los más ensoñados se prenden de una oreja al relato mientras desconfían de la poca veracidad de los hechos. Tan poca pero tan fuerte como la ilusión que no se rompe de un perro yendo a buscar su hueso al fondo del patio, tanto o más olvidado que el ábaco en el fondo del cajón.
Y lo que importan son aquéllos, que quedan olvidados tras un puñado de personajes disímiles, cargando las cruces de los arrepentimientos del autor; o hasta quizás de sus glorias, y sus tristes recuerdos que por propia y ajena y sensata salud almidonó hasta hacerla cantar las coplas de otros encuentros, descalabrados, descomprimidos, haciendo sus propios desperfectos hasta lograr contar que sólo fue una historia más.
Se agranda el anecdotario cada vez que se ensancha el río, hasta caer de culo, tentado en el suelo como un preescolar cargando de sueños y de libre albedrío a sus sueños que sólo son su realidad. Pero jamás pensando en que su historia se armará con eso y esto y aquello, sino que sabe a ciencia cierta, que no será por demás un poco más aburrido de lo que se imagina.

poco le importa

sábado, junio 15

un tres dos

Un canto de océano azul se desploma sobre mi almohada en el preciso instante en que la bien callada decide volver a decir que a decir verdad lo que pasa es esto o aquello y calla que te tengo cerca y no me vengas con estos madrugones pues allí todo parece suceder.
Tres veces un guiño las tres con el mismo ojo, negro, azulado, da igual, en ocasiones es mejor que estar alimentándole con titubeos a la almohada, a la tuya a la mía, que se deben estar carcajeándose cómplices de nuestra desventura que llegará aquí y ahora.
Dos humanos en destiempo, no a destiempo, porque estar en no es lo mismo que ir a y fijate que estamos yendo, entonces siempre tendremos esa excusa, querida.

domingo, junio 9

what it´s coming, when it´s raining
to the chest, straightly
what unvoices silence
it´s an uncertain method
meant to be a mess
designed to function
an off-beat play
a glimpse of your shoulder
some dices are yelling to be thrown
an intention, some attempts, who cares?
it´s a gambling glass the one in charge
encouraging, spieling
allocating faith to be true
at least once
for all the ones pretending something more than dregs
those who were forced to stand about
no more whispers, here comes the chance
let the gambling glass do the honors
for today it´s raining
and we might all get lucky

viernes, junio 7

contador

Parece que también se hizo necesario que se paren las rotativas y dejaran de imprimir por algunos segundos. Se perdían los papeles, las letras, unas encima de las otras rogaban por detener esa composición de huellas sobre huellas sobre huellas haciendo huellas y más huellas, ilegibles de por sí, embaucadas en lograrse letras de un texto nítido del cual nada sabía ya que querrá decir. La primera impresión es la que cuenta; cuenta uno, dos, tres, cuatro letras; la segunda impresión repite la primera: uno, dos, tres, cuatro letras; y así seguir sin obnubilar su norte hasta lograr tantas versiones como sean necesarias, antes de volver a contar. Cualquiera podrá decir, a primera vista, que lo ilegible de la impresión, le-tra-yux-tapues-ta-u-naen-ci-ma-dela-o-trá, bastará para rearmarse de valor, reparar la falla y rehacer la impresión.
Pero no.
La cuenta ya empezó: uno, dos, tres, cuatro letras. 
Cuenta, aunque ya no vuelva a ser la misma.