domingo, noviembre 8

sargazos presentes

Caminante caminero de caminos lisos
Caminando como quien llora paso a lágrima
a vuelo de pájaro
Caminante gorrión párvulo
sobreandando el nido del cóndor impávido
Alegre hornero en busca del mástil de un galeón
escasas horas quedarás olvidado en altamar
chapoteas luego con tus olas
Celestial, cenital e incongruente
Alarmado e hiriente
Suelta tus alas al caminar
Hasta desarmarte en llanto,
Tras tus pasos
Pasitos, Zarpazos.
De tanto andar lo ha encontrado la lluvia
Sentadito en el mástil del viejo Gorlero
Agazapado espera el vendaval
Estrepitosos ritmos, estentóreos
estertores estridentes, Trémulos, inocentes
Acuciando lo sensible del alma frente a lo interminable del mar
Camina caminante al trote
Retoma a tiempo
 tu resplandor andante, recupéralo
Tu vulevú chispeante
Y mira de una vez hacia atrás Para seguir andando
Caminante de señuelos
Caminante no olvida
No sueña con llegar
No sueña paraísos perdidos
No sueña con el mar
Sólo sueña imágenes superpuestas
Gira, mil revoluciones
Impresiones de acuarelas
Gomas, lacas
Galeones
Vuelve a navegar
Sin mástiles sin mártires
Sin heridas más lagrimeadas malheridas
Sin saber hacia donde irá

jueves, noviembre 5

Pardo Palurdo

Ahí va a sus anchas
tranco arranca de cuajo
raíces echando tierra a los lados

Asustado al yuyaral lo arrojó,
su entusiasmo de ganado
parco y bravo
de puro pardo, el zambo, lo guapió.

Asomó al final sus glorias
y echó a llorar.

Correteó sus tristezas
pero descansó,
buscando asilo a lo gaucho
haciendo de compradito
y sentimental.

Curtidas las manos al fuego hiriente del sol
tras cicatrices de escarcha y madrugadas
y hambres y heladas;
su alazán, negro como la noche
siempre lo siguió.