miércoles, diciembre 11

Quien camina y va silbando
encuentra entre oscuras sendas
las rimas de aquellos ojos
que acercan tiernos
aguas de manantial

no importa qué cante
importa que va andando
no importa qué cante
le gusta y va

pasa por detrás, pasa derecho
vai silbando y al aire una queja lanza
de vendaval en muelles ajenos
que dibujan frescos a lo largo su andar

robando flores de papel
hago de colores su historia
mientras silbando imagino
el cuerpo de ella que a flor huele
a flor descalza que a su camino encanta

no importa qué cante
canta y va.

Y así la encuentran,
cantando en la selva de pardas sendas,
notas desprendiendo la luz
en el amor de sus piernas
mientras ella va

cantando a la oscuridad de sus temores
la resolana cómplice descansa
armoniza junto al río en lontananza
bellas coplas juglarescas y una tonada de amor

canta y se hace baguala en el monte
atontada hechiza paisanos
vestida de albas sinceras
canta y va
silbando.



domingo, diciembre 8

un tornado

viento acá
volteó árboles,
árboles
voltearon autos
autos,
volcaron cosas
cosas,
asustaron gente
y gente,
que asusta gente,
hace que más, gente
se asuste

y chicos ríen
apoyando manos
en ventanal goteado,
salpicado de lejos

y ríen
mientras gente
se asusta,
de gente
que asusta gente,
gente en susto
al ver 
cosas volteadas 
por autos,
autos
volteados por árboles,
árboles
que se llevó viento,

árboles de viento

-como dice?
pregunto señor, 
si hay por qué 
de tanto espamento


de árbol a viento
no me deja oírlo,

(de árbol y viento)



jueves, noviembre 21

Segundita nomá!

Presentamos Canciones frescas - segunda edición -
les trovamos nuestras canciones sencillas
en esta primavera errante;
copa en mano
y a brindar

Miércoles 4
de diciembre 20 hs.

En el Museo de la Caricatura Severo Vaccaro
Lima 1037

Salú!


«Hay historias de exiliados y exiliados de historias.
La de la torcaza supongo será una de las que ocupen el segundo caso.»





sábado, noviembre 16

piel

tengo un mate
tatuado,
en la cara interna
de mi brazo

cargado,

con el sudor
de los días

con el arder
del tiempo

con el decir
del viento

anda tirando bien
¡pero vaya..!
que hay que darle
coraje

uno sabe
uno sabe siempre
siempre,
que es un poco
siempre un poco así

sucede que:
un sano
debería pretender
siempre caminar
y que salga...
y que salga...
hasta que salga

es porque cambian
las miradas,
que nos perdemos

y si a veces
no se
como mirarte
cantame
que te encuentro

y te canto
un cuento

te abrazo
en un momento
de encuentro

con el refilón
del cielo

profundo,

zigzagueante
de luces

tomate un mate
de la cara interna
de mi brazo
cargado

con el sudor
de mis días
con el arder
del tiempo
con el decir
del viento

y cantame
que te encuentro

y te canto
un cuento


miércoles, octubre 30

A los caminantes

Solamente un relato previsto a través de las treinta cuadras que limitan la ciudad de lo incalculable. Habráse visto a las calles alinearse por aquí o por allí, derechas como regios caminos rectos de paisajes tan cambiantes, dispuestas a provocar el siempre tan mentado encontronazo, a chocarse de frente con otro, carpetas aterrizando desordenadas en el suelo, y las mismas baldosas que ya ni miran porque se conocen las bufas de memoria cuando tropiezan los más prolijos de los que pasan por ahí. Tras el repique de unos tacos apurados suena el redoble de un tipo en traje y moño tocando un tacho mientras el tránsito no descansa y compite pulso a pulso con el músico. Ni se acopla, ni lo combate, sólo se abstrae y viaja con los flojos aplausos de los caminantes de esa tarde, cansados de esperar el semáforo, a quienes está dedicada su canción. Sin rumbo fijo ni horario, ni nada más que mi silbido desprolijo y timidón que enloquece caras raras a contramano me aparto de la escena, me escabullo entre los carteles y los árboles testigos de todo lo que pasa sólo para contarles lo que veo. Avanzo. Avanza. Avanzaron. Todos siguieron de largo. Tan así que casi subo colgado de un pasamano usado esperando el frenazo siempre a la orden del día. Absorto como economista en pleno jolgorio me bajé de ese bondi repleto, por suerte, antes de haberme subido y acá le meto pata hasta llegar.
Buenas tardes a todos los presentes reunidos aquí frente a nuestra sonrisa que espera vuestra atención,  desde la otra vereda, cruzando los cinco carriles juntos, escucho esto que se imagina el más viejo de los cuatro instrumentistas que tocan una primavera porteña, llenos de tarde y sol.
Cada uno está, cada uno es, se pronuncian en la armonía y se hacen melodía del resto de sus compinches. De pronto uno que iba caminando se intenta acomodar en el aire y se deja llevar, disfruta acompañado de un perro con ojos de nene grande; al lado un grande con ojos de perro triste. Quienes hayan osado alguna vez a desandar el itinerario cotidiano de alguien así sabrá que en lo compungido del suspiro que éste arroja, devuelve un agradecimiento fatal recordando lo que alguna vez soñó.
¿Saben? Sonaba lindo en parejos y amistosos tresillos despojados de cualquier temor, aunque los tuviera, no lo dudo. Pero esa forma de compartirse dejaba en claro que su nombre no era otro que el que estaba interpretando.
¡Cómo miro! Escucho lo que cuento: un saxo, dos saxos, unas cuerdas, percusión y ritmo. Un recorrido incierto, incalculado concierto que les hago escuchar mientras lo capturo en el relato, música en prosa acompaña mientras tocan. Pasó a las chapas un micro humeando, una sirena ruidosa y un tipo de maletín con cara de asco y soledad; ellos siguen.
Así como lo de recién, tampoco se enteran del escritor que vive en el segundo piso y que está escuchando todo con los dedos acalambrados, recién vuelto a la vida ante la irrupción repentina de estos cuatro.

El escritor se inventó una compañera y copas de vino mientras se narra a sí mismo en un vodevil. Los hombres despiertan del sueño y de a poco vuelven a su hogar para estarse seguros que esto sólo fue un detalle más en sus días. Los colectivos, las sirenas y los navegantes nunca se enteraron de lo que pasó. Sólo quedamos nosotros en el lugar, desarmando los bártulos, y el perro fue el único que amagó a aplaudir.

sábado, octubre 19

¡Qué arrebato!

Sábados cargando de huellas el cuerpo, con soles girando alrededor, con alegría y desencuentro convocan a decir algo más acerca de la eléctrica y magnética sensación a calendario. Sábado que sabadea la esperanza del tropezón no esperado al dar la vuelta, al cruzar la calle esperando el verde del semáforo —verde de su otro lado rojo, por donde lo cortes, por donde lo atrapes; desgarrando verdes brotan rojos ensangrentados que olvidan ser rojos siendo verdes—. Será porque sí que en el trecho entre paso y paso el agujero se abre inmenso caminando, ido, alucinando un camino que se abre entre el camino.
A medida que el sol se hace domingo creyéndose frío otoñal de principio de siglo, llora al renacer su entusiasmo de caminante sesudo, marcarán el paso nuevo que lo ve crecer. Será porque no que en la brecha de su cantar ilumina enmudecido lo que va a venir. A buscarlo por la puerta de atrás. Abre cierra, portazo al viento, se crispa su querer. Se hará barro entre los ladrillos comidos por el mismo ventarrón que susurró antes la anécdota de un pasado de hiedras ladrilleras laburantes del camino imaginado por dos o tres elefantes de testa ruda, de ahínco sin igual. Ahí en compañía de alazanes zainos con magia de cuentos del campo, ¡cabalguen! cabalguen hasta el alba del nuevo amor.
siempre rojo
siempre verde
verde
..

jueves, septiembre 26

uno desconocido

Llorar, como un nene con la rodilla recién estrellada contra una canilla mal puesta en el medio de un baldío, ahí donde antes de estar no había nada, o sí, había un lugar para pasar sin golpearse.
Tan real el moretón, tanto y más que la canilla. ¿Será que quedé sentido, re sentido, después de sentirme así?
¿Dónde me metí? que el llanto brota tras de sí, mar de lágrimas -de cocodrilo- que se apuran por sumarse unas con otras, austeras, prejuiciosas y confinadas a pedir ¡por favor! que esto termine,
o empiece, de una vez,
por todas,
y por cada una de las que vendrá a apaciguar el llanto en el que jamás rompí. Si al fin y al cabo se secó antes de alcanzar el lagrimal, nunca tan bien dicho, siempre tan mal habido...¿y por haber qué? Por haber habrá la duda, la fantasía y la zambullida desconsolada en lo desconocido que vendrá y que tanto atrae, sobre todo a la juventud. Lo dijo Bioy.
El desconcierto, entonces llora ¿saben?, llora en soledad sin llorar, hasta que ya ni se acuerda por qué no lloraba. 

sábado, septiembre 21

salvedades

es sólo un instante

concordante
paralelo
yuxtapuesto

en perspectiva: dos miradas se encuentran,
se reposan lo necesario como para hacerse oír

las manos tendidas

dos miradas ciegas cobran luz cuando el tacto es insuficiente

nace la palabra, necesaria
nace para el amor, necesario

y es sólo un instante

miércoles, septiembre 18

de perros

Llueve en un pasaje de ladrido reo, el día de perros tiene sus dos campanas.

Hay quienes describen pujantemente que se trata nomas de la fuerza de la erre. Lo afirman mullidos en futones bajo el manto tranquilizador de la mano que los consiente.
Luego están los otros. Son los más, se escuchan menos; la lógica del mundo no repara en distinciones. En sus andares hurgan los basurales, se disputan y comparten la misma codiciada fémina, una y otra vez. Lo hacen fingiendo una sonrisa esperanzada entre las mesas de algún cafetín, mientras esperan una galleta.

No es la erre, es la rabia.
Fe humilde de respiración jadeante. El silencio de las pulgas, la verdad de los perros.

lunes, septiembre 9

cómodo describió

La voz de un joven porteño interrumpió el murmullo cadencioso de los salones dispuestos para recibir las charlas de todos los contertulios invitados el día de la fecha. El festejo concentra varias de las figuras con más renombre de la ciudad, que entre choques de copas y ruidos de lo más estridentes, debaten, se chicanean y ríen mientras sostienen incautos la sorpresa que les estaba esperando. Mientras tanto los anfitriones, acostumbrados a semejante convocatoria, se ufanaban a lo largo y ancho del recinto con sus saludos de distante camaradería forzada y los fuertes chuics impostados de las damas invitadas, buscando la generosidad entre las sábanas de alguno que estuviera dispuesto a permutar treinta segundos de amor y algunas horas de su cuerpo. Algunas de las parejas hicieron ademanes disimulados al tiempo en que las otras sólo rasparon rendijas de futuros soñados, de despertares iluminados, de magia que no existe, de magos entusiasmados, de, de, de, de...y siempre así. No les importó. Siguieron como si nada de eso fuera a pasar.

jueves, septiembre 5

decime

'No, lo siento. Sería injusto prometerte tanto. Sólo por esta noche 
pero si me conoces sabrás que mis noches son largas'   A. Caicedo.

Verde y desesperada la yema,
en el crepúsculo naciente
de esa, aquella
tu membrana intuitiva

a esas idas y vueltas
con mas vueltas que idas
con las idas vueltas
a eso, aquello
lo tuyo, lo mío, lo nuestro

luego el abrazo y cinturón
cuando paseaba la noche, se hacía de día
los cien barrios porteños
de una cachetada
y del ancla en san telmo,
frío, boquiabierto

si sabrás,
simulábamos los adioses
nos demorábamos
otra vez, se hacía de día

y pasaron tortugas
y pasaron aromas
pasó México, picante
pasó con los relojes que no teníamos

¿serán otra vez las seis?

decime,
no seas tímida
y gracias, en serio

miércoles, agosto 28

las volteretas

bajo la letra
chaucha y palito
salpica de lejos 
hasta hacer sonar el timbre 

un pez que se vuela
al instante, 
un fulgor
de esos que arden
al vaivén de las velas

y se sueña en animada charla 
entre ciruelos y fresnos
tendido en un bote
que encalló en el agua

mil ademanes de circo hizo
volteretas risueñas en ritos de marzo
chispas, 
colores brillantes
 de espuma sus labios

vuelta de vuelta
empieza primavera
verde vuelta
amarillo y magenta
vuelvo a verte despierta
y en mi vida
(floreciente)
vuelta de vuelta

sábado, agosto 24

memorias de sobremesa

una mano sobre la otra
apiladas donde nace el sentido

que la luz de otoño es distinta aunque no distante

y la luz de invierno
en la luz de invierno
sobre la luz de invierno
hacia la luz de invierno

cuando mi cuerpo crece
en largas sobremesas
plagadas de euforia

que el canto guarda siempre un versito más

hay más, siempre hay más
a pesar de ser dos
las manos
una sobre la otra
las dispuestas
al supuesto
de cantarse siempre
un versito más

domingo, agosto 4

«Nunca debería uno curarse por completo de la pasión»



3 de agosto del dos mil y tantos

Una carta de perdón:

No fue por madrugar ni mucho menos, que la mañana recibió una súplica de amor en ese invierno pesado que asoló las manos que la vieron partir.
Hacía ya unos cuantos años que no se ocupaba de pensar en tantos anhelos que lo oscurecían hasta palmarse abrazando una rúbrica de pasiones olvidadas, mustias miradas de enero abandonadas a la buena del dios que ahí murió. No se lo hicieron saber sino hasta el otro día. Quizá al mes siguiente; quizá nunca, quién sabe..
El tema es que se fue, y yo la dejé ir como quien no espera que se vaya pronto. Porque en el fondo el amor no necesita hacerse ver en la locura, aunque sólo quede ahí, en lo que queda del recuerdo.
Como aquella noche en que la madrugada sorprendió a una golondrina cansada de migrar, cobijándola en los sinsabores de su pecho que nunca se había animado a hacerlo. Por pudor o por no interesarse de ello, la cosa es que en la madrugada de hoy voló para ir a acostarse a llorar las lágrimas de una causa que no estaba perdida, más bien agotada. Y será que de tanto insistir, las riendas se soltaron desde el vacío de los bostezos, y se llenaron de perdones inexistentes, de pasiones borroneadas, fugaces, simples y desalmadas, para sentir cómo se hizo chicle entre las piernas adormiladas, urgidas por ser alas y volar fuera de aquí.
Sin música, en ocres y bermellones, la noche se armó igual a las anteriores. Todas iguales a sí mismas buscando alguna culpa que rellenara comprensiva la reflexión apresurada en saber qué es lo que es enamorar. Más aún vivirlo.
El perdón no es por tanto; es por no poder decirlo de otra manera.
La madrugada en que te vi partir, se partió un instante a la vera de un grito fuera de armonía pero melódico, respetando el amor que alguna vez se soñó.
El desenfreno hará lo suyo, receloso y ríspido entrometerá un tono gris entre la noche ocre y bermellón.
Hasta cuando pueda ser

Una vez te quise amar.

Sinceramente, Julio.

viernes, julio 19

será por tanto, será

Tantas veces como las necesarias y las contingentes (y las imposibles también) se hacen fehacientes, siendo fechas recientes, las sorpresas y alegrías que rondan entusiastas las mil y pico andanzas a las que estamos todos compelidos a emprender. Tanto por encontrarse en la esquina con la sincera y cálida buenaventura  que viene a romper con el julio congelado; tanto por entreverarse junto a historias; mucho tanto más por ha-cer-la-pro-pia. 


 el mundo está lleno de prólogos, pero muy pocos están llenos de mundo: gracias

domingo, julio 14

letras al agua en la cama


Permiso, 
¿se puede pasar por aquí o debo retomar desde la entrada?
Nos llamamos, nos pisamos

hasta que bastan las palabras
y ahí se viene el agua.

Compártanse entre ustedes
déjense de joder, che!
que así se arma la pelotera de perorata rebelde,
vendrán miradas que atacan
¡en garde! 
guárdense las armas

que es mejor ser fiel a uno mismo antes que rendirle culto culto a las trampas del mercado del amor

Veo veo  ¿qué ves?  que las palabras nunca son lo mejor para estar desnudos

viernes, julio 12

letra calma en el agua

Como escribir en el agua,
respirando entre cada letra
para no ahogarla,
con tinta de calamar
que no se apresura
que no se apresure
si a fin de cuentas lo que diga se entenderá
entre garabatos que se fuerzan por seguir siendo plumas volando,
hasta aparecer la calma de después de entender.
Como un manuscrito bien hecho
o una partitura del siglo pasado,
por agua,
con tintas rojas- mentira- negra, y de la china.
Pero los arabescos emergen una y otra vez
haciendo del agua papel
y de la magia un gran no comprender.
Que lo lindo de la magia es eso,
es entender el no comprender. Y la pausa:
pausa de calamar obstinada en la calamidad de escribir con su tinta en el agua,
apresurado y vanidoso, pero seguro y cuidadoso.
¿cómo es eso?
Calamar dejas mensajes con tinta arrumbada
conectando frases de manchón
y la letra atolondrada
firme y segura ahora,
aunque despatarrada,
se hace letra clara
de este intento de carta, amor

viernes, julio 5

celebración

Parece haberse movido
¿un poco?
no tanto
no me diga
si le digo
un tanto
oiga, que han pasado meses
¿y el tiempo?
en el movimiento
de la quietud
se agolpa en rezongues
y valederos intentos
surcados
en esa necesidad
de rodar
como lo hace el río
y las ruedas del tren
vea,
que agradable sensación
la del círculo
y su figura andante
vea,
volvemos al ruedo
una vez más
regaremos el pasto
en una meada contenida
la cancha del círculo
nos atrae
y nos contiene

domingo, junio 23

¡ay!

y exhaló un seco ¡ay! mientras le arrancaba el broche que llevaba en el pelo, percatándome de desengancharlo dulce y sutilmente, aunque consiguiendo un resultado tirante y desgarrador, provocando que la peluca le volara del pudor y obligando a que el desgarrador y tirante ¡ay! fuese el que dije yo..

sábado, junio 22

Tres de descuento

Se armó así. Sin saber por qué, ni cómo ni dónde, ni lo que en algún lugar todavía quedara para hurgar de una vida, por ahí, y que sea como si nada hubiera ocurrido y como si todo hubiera, por fin, pasado. Lo sentí como hubiese sentido un golpe propio, como si algo de todo eso hubiese estado desde el vamos en la historia que aún se sigue contando los días en que el silencio hace arrullo un pensar, obligando a los cuatro ojos que no ven sino puntos fijos en la pared, o algún retrato donde seguramente podría haber salido mejor;  se arma así la historia que se cuentan los contadores de historias cuando cuentan cuanta historia se les viene al marulo, como cuencas de un adusto ábaco olvidado en un cajón. Tanto barullo que hasta los más ensoñados se prenden de una oreja al relato mientras desconfían de la poca veracidad de los hechos. Tan poca pero tan fuerte como la ilusión que no se rompe de un perro yendo a buscar su hueso al fondo del patio, tanto o más olvidado que el ábaco en el fondo del cajón.
Y lo que importan son aquéllos, que quedan olvidados tras un puñado de personajes disímiles, cargando las cruces de los arrepentimientos del autor; o hasta quizás de sus glorias, y sus tristes recuerdos que por propia y ajena y sensata salud almidonó hasta hacerla cantar las coplas de otros encuentros, descalabrados, descomprimidos, haciendo sus propios desperfectos hasta lograr contar que sólo fue una historia más.
Se agranda el anecdotario cada vez que se ensancha el río, hasta caer de culo, tentado en el suelo como un preescolar cargando de sueños y de libre albedrío a sus sueños que sólo son su realidad. Pero jamás pensando en que su historia se armará con eso y esto y aquello, sino que sabe a ciencia cierta, que no será por demás un poco más aburrido de lo que se imagina.

poco le importa

sábado, junio 15

un tres dos

Un canto de océano azul se desploma sobre mi almohada en el preciso instante en que la bien callada decide volver a decir que a decir verdad lo que pasa es esto o aquello y calla que te tengo cerca y no me vengas con estos madrugones pues allí todo parece suceder.
Tres veces un guiño las tres con el mismo ojo, negro, azulado, da igual, en ocasiones es mejor que estar alimentándole con titubeos a la almohada, a la tuya a la mía, que se deben estar carcajeándose cómplices de nuestra desventura que llegará aquí y ahora.
Dos humanos en destiempo, no a destiempo, porque estar en no es lo mismo que ir a y fijate que estamos yendo, entonces siempre tendremos esa excusa, querida.

domingo, junio 9

what it´s coming, when it´s raining
to the chest, straightly
what unvoices silence
it´s an uncertain method
meant to be a mess
designed to function
an off-beat play
a glimpse of your shoulder
some dices are yelling to be thrown
an intention, some attempts, who cares?
it´s a gambling glass the one in charge
encouraging, spieling
allocating faith to be true
at least once
for all the ones pretending something more than dregs
those who were forced to stand about
no more whispers, here comes the chance
let the gambling glass do the honors
for today it´s raining
and we might all get lucky

viernes, junio 7

contador

Parece que también se hizo necesario que se paren las rotativas y dejaran de imprimir por algunos segundos. Se perdían los papeles, las letras, unas encima de las otras rogaban por detener esa composición de huellas sobre huellas sobre huellas haciendo huellas y más huellas, ilegibles de por sí, embaucadas en lograrse letras de un texto nítido del cual nada sabía ya que querrá decir. La primera impresión es la que cuenta; cuenta uno, dos, tres, cuatro letras; la segunda impresión repite la primera: uno, dos, tres, cuatro letras; y así seguir sin obnubilar su norte hasta lograr tantas versiones como sean necesarias, antes de volver a contar. Cualquiera podrá decir, a primera vista, que lo ilegible de la impresión, le-tra-yux-tapues-ta-u-naen-ci-ma-dela-o-trá, bastará para rearmarse de valor, reparar la falla y rehacer la impresión.
Pero no.
La cuenta ya empezó: uno, dos, tres, cuatro letras. 
Cuenta, aunque ya no vuelva a ser la misma.

lunes, mayo 27

La borra

Servilletas en tu nombre
se trazan]
con varias voces de baruyo;
en el arruyo de compadres amuchados
en un café]
¿Qué serán de aquellas noches
en que tarde llegó el Madrugón?]
rogando formas sensibleras
de taco alto y faldón
a lo lejos se mira triste en un reflejo
atontado por la noche cayendo trágica;
y se hace adiós]
Pueda o no una mañana
hacer de la suya un dos]
lo que raspa no le engaña,
ya en su vientre se desgranan
excusas prontas
acompañanan]
y sólo resta pensar en soledad.
Noche entera sin complacencia
apareció como cantando su destino]
algo impaciente,
en aquel café.
En escenario de deseo ajeno
sobrevuela la idea de pasar
al más allá del bien]
Le pica cerca del cielo,
arrasa las veces que hace creer]
en todo lo posible, de acompañar su suerte
con un retazo de querer.]
Aunque busque lograrlo
no podría más que esperar a que la noche
se haga trapo y la nombre;
y que la lumbre haga rostro su pasión.
[El encuentro sincero de otros dos]
De tan sencilla la treta apuró trago tras trago
[Lo sublime de un momento]
La boca transformada en pecado
y el rezo de su prisa en fulgor]
Sea así como vuelva a su barrio
Recordando alegrías, penas
y un viejo amor.
Sea que vuelva temprano
en penas y pudor
de fantasías por profesión]
se asemejan sus noches a los bordes de una historia sin puerto
deteniendo cuerpos decididos a ser cuerpos
nada más que cuerpos]
¿Qué será de aquellas noches
en que tarde llegó el Madrugón?]
Hasta despertando su ternura
convertida en muecas]
despabila el sabor de acodarse
con la cara soportada entre sus manos
en el café del Madrugón]
las sillas ya vacías; los mozos de espaldas
la sonrisa de fe entusiasta
promete las caricias que le negó alguna vez]
pasó hará unos años
repitiéndose en el jolgorio de otros
cuántos acodados imaginando estar del otro lado
de la mesa,

de su vida]

jueves, mayo 23

de escribir

chisporroteate algo 
ahora
no ves?
si hasta lo hicimos un verbo

que fue entusiasmarse sin eufemismos
que fue lanzar sobre el papel
que como las primeras 
que no hay ninguna como aquellas
que la hoja en blanco es desesperante
que los taladros y las ansiedades
que no me apuren que ya sale
que nada de eso!
que no hay mas que seguir en juego
que es un gran trabajo

chisporroteate algo
ahora
sabés?

se trata de sentarse, a escribir
simplemente sentarse, a escribir

martes, mayo 14

De noche no..


No hay como enamorarse para saber efectivamente las consecuencias que esto puede llegar a tener. Te enamoraste cuantas veces fue necesario, y más también, pero así y todo no alcanzó para asegurar que con esto no se jode. Entre copas que la niebla y el humo disfrazaron de rosas tan verdes como tropel de cotorras, y la esperanza de compartir aunque más no sea la comedia de una noche amena, te viste intentando convencerte que era el amor de tu vida y que por unos billetes la ibas a tener. Tuya, para siempre. Enamorada fugaz de la última vela. ¡Tanto enamoraste!. Bailaba sensual tras las telas. Viste que hablaba de cerca sin pretender entender ni un mínimo traspié de esa perorata; y mucho menos pensar en otra cosa más que en saltar a lo eterno del momento que fuiste a buscar.
Así te vieron, acodado sobre el mostrador esperando la señal cuando de pronto la luz del lugar te impulsó a conquistar la atención de esta figura de ensueño que ansiaba tu llegada, aunque titubeabas más que payaso en circo nuevo, pero te lanzaste sin más. La primera sonrisa es la que cuenta, y la que cuentan que dibujó el rubor arrugado de una sonrisa. Vos no, vos no sonreías. Te lo digo porque te vieron en pleno celo componiendo vaya a saber qué danza extraña, y sólo querías la refrescada del instante. Pero no. Te enamoraste y ya no te importó otra cosa. La primera aceptaste casi hasta dudando te diría, y ahí todavía estabas a tiempo de olvidar. Pero no. Ya de entrada tenías bastante presente que de tocar las luces, la piel inexperta y sensible iba a chamuscarse toda. No hiciste caso a tu sentido común, aquél que tanto detestás por sofrenar todos tus impulsos y volviste caer. Eso sí, acá tenés las consecuencias.
Seguramente era la primera vez que buscabas algo así, andá a saber. Después de unas cuantas decepciones, o algo parecido, cualquier cosa no te conformaría. Y cualquier cosa no te conformó. Contaste que trabajabas en algún lado, que eras desprejuiciado y que no tenías muchos tapujos, pero en el fondo de la superficie se veía la mentira asomando y sus patas cortas. Te vieron, y fue la última. Si la memoria no falla tu promesa más rotunda y sentida había sido no hace mucho; que de esto nada más querías saber, nunca. Lo dijiste al pasar, lo gritaste a los vientos, lo arrojaste por la ventanilla de un tren. A nadie le importó, si total, ibas a volver a buscarla por esa segunda vuelta tan obvia, tan inmanejable, tan peligrosa. La tercera, la cuarta y la certeza de las últimas fichas. Auto, casa, viajes y te la hizo bien perejil. Te vieron desaparecer sin dejar ni la vergüenza. Sólo dejaste la promesa de volver.

miércoles, mayo 1

transmisiones

transmisiones. Se ponen en marcha aún cuando se sabe que no estaban planeadas..
..tan así que no sabría qué le quisiera transmitir.
Tampoco sabía que quería hacerlo. Y no lo supo,
salvo hasta después.
Siquiera haber pensado alguna vez en comentarle algo de aquéllo,
ya necesitaría saberlo
un día cualquiera,
como el de ayer.
Y no
Y sí
Pero no estaba preparada, y ¡mirá qué sabido lo tenía!
Y sí
no no.
Ya el hecho de pensarlo alguna vez alcanzó para, 
oportunamente, 
haberlo traspasado como una verdad de verdad,
como una fresca verdad,
como verde verdad,
imprevista,
de verdad.
Es el momento de transmitir algo,
lo que sea que es.
Ahí, sólo ahí es que se pone en acto la transmisión.
Si no, no.
Cuando es momento, se toma su tiempo.
Vamos, que el mismo no es más que su propia sucesión.
Hasta diría ininterrumpida, pero sería darle demasiada holgura.
De tiempo en tiempo, con un pequeño descanso.
¿Dónde aparece algún efecto de esto?
Es como una magia.
Mago, sin ilusión, sin artilugio
hace de sus anillas metálicas lo que le viene en gracia.
Pero nos enteramos después, nada más por el asombro que causa,
ni nada menos.
Sólo por su efecto,
algo de eso,
entre anillo y anillo,
algo de eso se transmitió.

jueves, abril 18

no no no


Hay amores, amores y amores. Unos aparecen de lo más timidones, entre comentario y comentario, mientras se encuentran a escondidas del mundo; otros en cambio, se los ve a plena luz en cualquier calle de los barrios; y los otros… y de los otros qué podría decirse más que invitar a vivirlos con la sensación profunda de que ése sea realmente el amor. No es que los otros no lo sean, no no no, simplemente que este último –por delimitar arbitrariamente una pequeña lista de amores y amores- este último se lleva las palmas de la desnudez del alma desvelada por palabras, tragos, música y algo así como contar albas y albas.
No hay qué poder decir de ese amor sin caer en las ansias de una búsqueda almidonada que atraviesa los estandartes de una belleza imaginada y pensada a cada vuelta de la esquina. No, no es eso. Tampoco un elogio a la mera suerte del alma gemela destinada a complementar esa parte que falta, esa que no es, y que en destiladas guirnaldas se diluye con el primer viento que la toca desprevenida desde atrás. No no no. Ella es la que habla todo lo que yo no. Él me completa con sus ocurrencias disparatadas y yo, y yo tan estructurada. Ella me hace notar lo que me falta. Él me hace ser, porque sin él no soy nada. No no no. El amor del que se habla acá, precisamente es aquél que no habla más que por lo que hace con esas miradas hipnotizadas, y lo que hace es crear. Crea un mundo paralelo y de frecuencias dispares, amplias y bien moduladas. Un mundo donde ni él ni ella piensan que algo de lo que hacen está bien o mal para ella o para él, porque se saben del amor y no andan con el chiquitaje de ir a afirmarlo a cada rato. Porque son esos: los momentos, fracciones de hora en la que se mudan de mundo, y se mudan de verdad, porque allí no hay palabras que les alcance. Es ahí cuando se trata de ese otro amor. No no no, una vez más en un intento de ir a gastar las palabras. No y tres veces no hasta encontrar ese amor que ya no repita más los amores que se repiten, una y otra vez en la misma sintonía. Se repiten hasta que dejan de hacerlo, o hasta que vuelven a repetir.
A veces no hay de esos amores tan lindos como el despistado, aquél que despreocupado, se sabe amor de entrada y los deja jugando como chanchos en el barro sin decirles nada. Ni les chista, ni molesta, ni pide perdón. Perdón, sólo disfrutaba sonriéndoles hasta que amanezca, y cuando te querés acordar ya estaban de unos amores que ni te cuento. Acodado el uno sobre la mesa destartalada de una cocina cualquiera, o por qué no, al borde de la cama donde terminan los pies con la sábana. ¡Se hacía el distraído! ¿Quién se lo va a creer?
Otros los ven aparecer con esa cautela de los que vienen sólo en las señales. Surge de los sonidos, infranqueables, barreras que no dejan ceder; otras veces, ya más comprometidas con las miradas, congelan los pensamientos pero no los actos; y otras, ni siquiera se llegan a ver, pero están, y mientras tanto divagan haciéndose pasar por alguno de los otros amores, cuando se hace aparecer pareciéndose a cualquiera de ellos, sin diferenciarse, quedan entregados a lo que en unos días

...pueda llegar a ser

con amor.

jueves, abril 11

máscaras

Y uno ve que las cosas son como están mientras andan ahí flotando delante de nuestras narices que quieren olerlas, respirarlas profundamente como los suspiros tras los llantos. Están despiadadas las cosas, son en la trinchera agazapadas, carne de cañón para ocasión cualquiera.

Y uno hace que las cosas sean y se hagan teniendo esa suerte o desgracia por cualidad que las define.

Últimamente hago constante, reiterado hago y desaparezco siendo. Truhán quien le puso veinticuatro horas al día, veinticuatro bloques que contienen todas las sonrisas llantos rebusques y embates de lo cotidiano.

Lo vivido lo viví; registrando aquellos momentos a través de ojos fotosensibles, despojándome en cada uno de ellos. La máscara es la nariz payasesca, con ella soy funambulista. La máscara son todas aquellas máscaras impresas por todos aquellos que nos vieron crecer. La máscara de esas narices es la más fiel de las búsquedas.

Reiterado hago que digo mil veces que aprender y enseñar, que enseñar y aprender. El acto debe ser ciertamente tan voraz que ni el más genuino de los feligreses pueda si quiera dudar en un pestaneo. El público calla y explota, de risa, de susto, de tristeza, de ternura, el público percibe si el acto es en uno como uno es en el acto. Esa pizca de sal entre ser impulsivo, y ser impulso. Y es maravilloso.

Entonces cuando uno es sin mención, sin gloria ni aplauso. Cuando uno está siendo en las sombras es cuando más se debe ser, repetitivo, persistente, hinchapelotas. Y brindarse a la fábula de lo grotesco.

Que si me pagaran por persistir en la búsqueda, ya los estaría invitando otra ronda.

viernes, abril 5

un poema así

hola

ves?
también se puede empezar
un poema así

quería darme ese gusto
una poesía que te salude al comenzar

entonces al pan pan y al frío vino
que todo tiene su encanto
ya sabés
las escaleras del tobogán

y yerra quién juega
a darle sentido
yerra y lo gana
yerra quien pierde
pues habrá que errar
siendo errante

como la luz
que sabe dónde iluminarte

el choque entre ir a buscar
y ser paciente
y ser astuto
sin impacientarse

la valentía y la temerosidad
confundidas van de la mano
sus pulgares atados a un piolín
son el equilibrio de los cojos

que juegan de pie
a seguir errando
a seguir cayendo
a seguir sonriendo

hola

ves?
también se puede terminar
un poema así










miércoles, abril 3

la paradoja de Gudiño

Con cierto guiño leía a Gudiño, o a Kieffer, o a Eduardo, o a el Ed, como imagino que algunos amigos habrían de llamarle. Desconozco, no tuve ni la dicha ni la desgracia. Leía parte de sus conjeturas de aquella primer novela que vió luz y ojos ajenos.

A verdad decir, mucho no importan los aplausos o abucheos que tal novela cargó en sus hombros, no al menos en este decir que hoy saco a flamear entre charquitos de modorra y timoneros primerizos.

Las paradojas son espejos que encontramos en ciertos hechos de ciertas páginas de nuestras realidades. Al reflejarse se unifican. Así se pueden cantar, y hacerse entender.

En el relato, la esperanzada Flor de Irupé buscaba un hecho apasionante que le diera cosquillas por debajo de su único vestido y la arrancara a por su anhelo de canto y fama en las radios. Las reiteradas y repetidas inundaciones de su pueblo en provincia eran tirón primo. La pérdida de su casa de infancia a causa del torrente caudaloso fue catapulta. Se iba Irupé, se marchaba hacia Buenos Aires un buen día de 1967, donde no había inundaciones pues los ríos corrían por debajo del concreto.

Leí su historia una tarde de resolana, surcando los afluentes del Paraná en el Tigre. Aquella noche iba a llover y de hecho llovió. Aquella noche no existieron inundaciones ni nadie dijo adiós.

Casi de no creer las vespertinas noticias al día siguiente: la ciudad de los ríos por debajo del concreto había sido dinamitada en angustias y adioses por una arrasadora lluvia otoñal.

El charco de aquella lluvia me dio el espejo que refleja tal paradoja; que hoy les narro que hoy les canto, para hacerse entender.

miércoles, marzo 27

Manifiesto tomatista


Tomates, Tomatas, tomatitos y tomatines, el actual ministro de relaciones orticultares de nuestra nación tiene el agrado de presentar ante ustedes hoy, una cuestión crucial para el encaminamiento hacia los objetivos de la Gran República de Pomarolia. 

Ante ustedes, su ministro:

Conciudadanos de Pomarolia, reunidos todos hoy y aquí entre el tumulto de esta plaza hirviendo con el fervor de nuestro colorado pueblo que acompaña y dirige a ésta, nuestra revolución escarlata resistida y llevada cabo a cabo y con ahínco, hoy, hermanos de mi patria fileta, os comprometo a que cada uno con su laurel, cada tuco, cada retuco y afines, con todo el rojo punzó de la pasión y entrega que llevan con orgullo en el seno de su sangre, me acompañen a cambiar de una vez por todas el rumbo de esta nación. Por una Pomarolia libre de las alas mas conservantes de esta representatividad culinaria; para que la olla se destape cuánto antes y caigan los traidores que encreman la buenaventura de nuestro futuro.

¡LIBRE! Pomarolia libre!


¡REEBULLICIÓN! 

martes, marzo 19

Mediste en el blanco



A lo lejos un tambor resonando, atraía su recuerdo de un momento a otro
para irse al siguiente
para volver a irse en el próximo;
y la tristeza de un otoño acuariano jugando a ser de mármol
frío aunque estival.
Huelgan las sobras
sucumben al encanto
de una historia de bueyes perdidos de tranco largo
al costado de las tolvas que llenaron a raudales su amor.

Aplaude, ríe, canta, baila, 
y no grita, por otra ronda especial.

Cae un copo de nieve
se hace un mar de rumores la playa del ilusionista ruborizado en distantes intenciones 
unidos en un mismo carretel, 
contemplo su astucia al develar semejante enigma
el de una rosa convertida en perfume de clavel,
no por azar,
recordaba al de una noche.
Enamorados al pasar por el riel de sus silencios
sólo se hicieron oropel 
y pasa,
siempre pasa 


Como pescar camarones en el aire 


Sólo palabras jugando a encontrarse.
Toman posesión, cautelosas, y se esconden en puñados de arena.
Sólo notas de color que entretienen la punta de la lengua desmemoriada
cansada de olvidar
y se divierte
sin pensar que es una lengua socarrona que sólo guarda en su carne memoria de lengua filosa,
filo de lengua carnosa
se divierte malabareando las letras de una tristeza que se va callando;
letra horadada de barro;
letra esperando su turno.

jueves, marzo 14

dos a uno

supiste mi nombre tantas veces
aquellas tardes de color café
como yo tus pausas, 
encendidas, en llamas 
mientras repetíamos
pavada tras pavada
hasta olvidar el momento
en que saliste de mis garras,
una y otra vez
al grito victorioso de:
¡soy yo quien se escapa!
para así volver a caer,
una y otra vez,
con ganas,
una vez,
con ganas,
 y elegí perderme ahí,
otra vez



lunes, marzo 11

Restauración



Locación: exteriores, día 1.

Cuatro tomas logran la escena.
Una de las cámaras se ubica por sobre los hombros, mira de espaldas, tomando a los dos. Doble protagonismo que incita a recurrir, en cada toma, a los dos en su anverso y reverso, espaldar y respaldo en primer plano. 
El escenario recoge cuatro puntos distintos, atrapados por lentes fijas, pero inquietas. 
La segunda cámara capta sólo uno de los movimientos que se dejan ver en el espacio delimitado.
Puede llegar a ser bastante engorroso proseguir con la descripción de cada uno de los enfoques, pero vamos a intentarlo.
La primera trabaja bajo el rótulo de Respaldo. Respaldo, en la escena aparece intermitente como toma central, logrando que el exterior quede representado tras "bambalinas". Esta situación no excluye la presentificación del exterior, lo cual queda interceptado por la tercera lente que toma el detrás de cámaras. La óptica que cierra la tríada, Espaldar, especulariza la visión de Respaldo, dando la impresión doble del protagonista y lo cual propone el diálogo entre ambas vistas. Tal como recién se menciona, la estructura dialógica de las visuales involucradas en la restauración de la escena principal, permite la vinculación directa entre los actores y la posición del espectador. 
En todo momento, las cámaras Uno y Tres, reconocen sentimientos, ansiedades e inquietudes de sus respectivos primeros planos. A los fines prácticos escópicos que sostienen el movimiento de las imágenes, Respaldo y Espaldar se activan en cada momento crucial y organizan la historia. 
La descripción más pertinente para la segunda cámara, antes presentada, contiene en sí misma la categoría que sustenta. En su lente percibe y detalla hasta la más ínfima variación del movimiento de la escena. Aunque itinerante en su forma, genera cada 3200 cuadros un recorrido en serie que posibilita establecer un patrón de los movimientos que se reiteran en los personajes. Más allá de esta particularidad, la cámara Dos, capta al unísono todas las alternancias de la densidad del aire, que en travelling constante, muestra al espectador las formas que se repiten a lo largo del encuentro.
Se cruza en el contorno del mapa trazado por las tres cámaras, un punto. En él coexisten, rechazándose, todo lo que escapa a la estructura ya detallada. Primera posición omnisciente que atestigua, escucha e induce el devenir natural de la escena. 
Nueva oportunidad para referir al tedio que producen las descripciones técnicas del desarrollo de la historia. No lo dudo, pero insisto.
Este cuarto elemento toma prestadas las imágenes expulsadas del campo visual de los otros tres. Queda por fuera, pero colige lo expulsado. Lo fuera de escena es capturado por esta cámara, pero tiene la pequeña singularidad de no estar ahí tampoco, y por suerte, en ningún momento se choca con las demás. Por suerte, porque destartalaría el esquema de entercruzamientos ópticos, lo que impediría aprovechar al máximo las tomas desde el exterior. Como puede observarse, Espaldar y Respaldo filman ambos, el exterior. El travelling de Dos, también; la cámara elemental, la que filma lo ausente, como es lógico, no está. Lo que hace que no deje de ser imprescindible para restaurar la escena.

Tras esta breve descripción, se dispone el escenario del siguiente modo:

Espaldar está alojada sobre un ventanal de cara al balcón, en un piso elevado de un departamento céntrico. 
Respaldo toma sus imágenes desde la baranda de protección que limita el balcón del vacío.
Ambas cámaras mantienen fija su posición, variando únicamente la apertura de enfoque de la lente.

Dos, inaugura la movilidad de las tomas, y permite al espectador detectar detalles de ambos protagonistas, lo que les puede servir para armar sus historias, aunque no lleguen a lograrlo, porque lo que escapa a Dos, es lo que puede ayudar a diluir las formas de la escena.

Restauración, toma lo imposible, y lo presentifica.

martes, marzo 5

Crónica de un alma


Cerrándose a su paso la tarde en el pasaje Jacarandá, aparece la calma cotidiana por entre los sauces que caen sobre todos los que miran expectantes un nuevo día terminar para renovarse una vez más. Desde la esquina donde empieza la hilera de los árboles, hasta la otra esquina donde se enfrentan haciendo de sus ramas una perfecta glorieta, enmarcan la calle y a sus paseantes con el mismo entusiasmo con el que echan al foráneo atreviéndose a entrar en ese otro mundo que tanto llama la atención. No hay comercios, aunque cuentan los vitalicios que en una época, allá cuando todo era blanco y negro y a rayas, hubo una escuelita y un almacén. Las historias son siempre las mismas; que la anécdota de la maestra, que el Braulio que la Mirta, y todo el arsenal de chismes y sentimientos cruzados que se erigieron desde que el ho..perdón, desde que la mujer habló. Igual para qué ir a meterse con aquéllo, si con sólo pasar por ahí ya el mismo susurro de los sauces dejarían caer al asfalto toda la carga de comentarios malibienhabidos de los que fueron testigo más que privilegiados. Testigos sin quererlo, testigos sabiendo que lo son, testigos oculares, testiculares del rioba, actores y público singular, y si te he visto no me acuerdo, tumba llorona, atrio popular que nada guarda que nada asoma. Y eso que hasta asesinatos hubo en el pasaje Jacarandá. Sí, asesinatos, en plural, crímenes, esas cosas. Todos pasionales, ninguno por robar, ninguno por interés económico ni sicario de por medio ni nada pergeñado al azar. Todo de pura víscera, de sangre indomable, de lágrima y oscuridad.
Cercano a esos años donde las historias ya habían pasado, cerrado el almacén que nadie sabe con certeza si estuvo de verdad, porque dicen que después se mudaron y no los volvieron a ver; sin más escuela que la del centro de la ciudad, sin maestras solteronas jugando sus últimas fichas lastimosas a un amor imposible, destartaladas ante un amor salvador que le dé lo que nadie quiso nunca, siempre esperando la excepción que confirma la regla de que no hay excepción, confirmando a la vez la decepción de la regla de que no hay tal excepción. Y las glorias. Tantas lindas mañanas con ruido a rulemanes chispeando los domingos; los manchones de barro con el sello inconfundible de los gajos futboleros, algo descocidos, contra las paredes blancas de cal que entre risas dibujan las promesas de la lluvia que ya lo va a limpiar. Por esas épocas ocurrieron los sinsabores que obsequiaron su fama al pasaje Jacarandá.
Reviendo los titulares de la época se pueden encontrar semanas enteras de acontecimientos que mantuvieron en vilo durante años a los vecinos y a la federal con sus calificados detectives, que por más intentos llenos de buenas intenciones, no pudieron descifrar nunca de qué se trataba.
La única información que trascendió, así medio a escondidas, fue que esa cuadra guardaba entre sus esquinas algo más real que la realidad misma. Algo así como una magia, o no, más bien una fuerza extranjera y opuesta a todo lo terrenal, que lograba convertir a los feligreses en simples almas conquistadas para resistir ellos mismos su propio olvido. Y así, cada uno que entraba sin quererlo pasaba a formar parte de esa fuerza que buscaba mantener llameante el recuerdo de las mañanas de domingo y las tardes calmas que hoy ya no están.

martes, febrero 26

creyentes

Espero el vuelo de todos los días.
lo espero como espero al segundo antes que pase algo
espío la ventana y hago sencillo silencio
digo, quiero volar
no puedo ser discreto en el rigor de mi decir
quién acaso puede,
para volar

me muevo, me voy moviendo
y lo que queda de todo este temblor
es fe errante como el alma de los plomeros

pero fe

para el vuelo de todos los días
pues no hay quien baje de la cama
con tal certeza

por eso fe

en una verdad, de humildad
de no mas buenos y malos
la esperanza de los matices
es la de una mirada frente a otra

entonces fe

y que aquella sensación
de paz en las siestas de la tarde
sea el despojo merecido
que trae la caída
en el fondo de los vientos

eso si, con fe

en la espera
en los días
en el segundo antes
en la ventana
en el rigor de mi decir
en tus movimientos
en los sacudones del alma
en una humilde verdad
en las miradas esperanzadas de matices
en las siestas de media tarde
en la caída despojada

con fe en la fe

viernes, febrero 22

mostrar los dientes

El turno, la duda, el turno! el caminar, con dudas, pensando un escape, que venga de uno, un nuevo callejón, algún encuentro inesperado, nada pasa, se llega, siempre se llega cuando hay que llegar, los saludos, solemnes, la espera, las señoras sentadas, los ruidos del turno que esta antes, el turno, el torno! los decorados dejados, las revistas del ñaupe, el silencio, no es un parque de diversiones... prefiero otros silencios, silencio, el turno, otra vez, el de uno, el escalofrío, la jeringa ortodoxa, el pichazo, el dolor, los elementos, la sangre, la presión sobre el punto, las gasas, la saliva que cae, más presiones, mas cortes, la mirada solemne del doctorado, las respiraciones entrecortadas, el ya está, las contraindicaciones: no al pucho, no al mate, no a los besos.

Qué nos queda?

Más luego, los pasos a seguir, el nuevo turno, tán lejos está, y tan cerca, llegará, y los helados, las expresiones faciales de un chingado, los dolores, las molestias, la pastita esa que se cae, siempre, la paciencia, los berrinches humanos, todo eso envuelto en una asepcia tán austera, tán palida, tan blanca, que cuán bien se siente salir y respirar el ollín de los colectivos y la mugre cotidiana que amablemente nos rodea, cuán bien!

miércoles, febrero 20

serenata entre sirenas


En el Palomar, provincia de Buenos Aires, brotan de los árboles las sirenas que obligan a todo vecino a enfilar envalentonado hacia el más hondo ambiente de su casa y olvidar por un instante que el hombre es tan curioso como un ratón, y más también.
Todos conocían a Braulio por aquel entonces. Todos disfrutaban sonrientes su agradable compañía y hasta más de una, incluso, se perdía entre suspiros cuando el Broli, como le decía su papá, amagaba con voz machaza a entonar un tango o alguna zambita de las que suele llegar bien adentro y gustar.
Compañero y pintón, arrabaleaba con sabor a campo en sus ojos y en más de una fiesta evitó trenzarse a mano limpia sólo para demostrar su hombría y su valor. Aunque no nos engañemos, que esas dos veces contadas con los dedos, el lío se armó en frente de esa muchacha que lo tenía loco al Braulio. Fue la única que, sin corresponderlo, lo hizo morir de amor.
Había llegado la primavera, y casi que ya se estaba yendo en calores el año cuando el cielo despejado de esa noche de octubre lo animó a cantarle a su también enamorada (cosa que él nunca llegó a saber), quién había sido siempre la protagonista de sus fantasías y sueños. Así fue que alcanzó Don Braulio a hacer de su vida y deseo, leyenda; y así fue que Don Braulio afinó las graves cuerdas de su voz con las primeras notas de su serenata;…vine al pie de tu ventana, mi bien…; y así fue que ella quiso salir a escuchar su amor;…a ofrecerte mi vida, este canto de amor…; y así fue que brotaron de los árboles sirenas y oscuridad. 
Como era de esperar, nadie se asomó a ver que pasó.

lunes, febrero 18

A la hora de la llave de gas


«Todo pasa siempre más rápido de lo que podría haber pasado»
a los chisporroteros


Todo hubiera sido muy diferente si hace seis años no me hubiese olvidado de verificar que todas las llaves de gas estuviesen bien cerradas antes de salir. Si no me hubiese olvidado al menos un día o por lo menos si no hubiese cedido ante la tentación de volver sobre mis pasos para verificar que todas las llaves de gas estuviesen perfectamente cerradas. Si una sola vez me hubiese olvidado de realizar mi ritual ridículo hubiera subido al colectivo en el que viajaba ella y me hubiera sentado en el único  asiento libre que  casualmente hubiese sido el de al lado suyo. Si por una vez hubiese sido un tanto desobediente no sólo me hubiera sentado junto a ella sino que le hubiera sacado algún tema de conversación y hubiera sabido que se llamaba Verónica Pazos, que venía del interior a estudiar quinesiología, que estaba sola en Buenos Aires y que nadie la esperaba en Concordia. 
Pero yo preferí hacer lo mismo de siempre cada día, cerrar perfectamente las llaves de gas de todo el departamento por la noche, revisar que estén bien cerradas, acostarme, dormir, despertarme, salir a la calle por la mañana, caminar hasta la esquina,  volverme y verificar que realmente las había cerrado bien… Sí, por ese vicio me perdí de conocer al amor de mi vida en el momento oportuno.
Esta tarde ella se sentó frente a mi escritorio. Vino a sacar un crédito porque se casa y “casada casa quiere”. Empezamos “¿Nombre?” “Verónica Pazos” “¿Lugar de nacimiento?” “Concordia, Entre Ríos” “¿Estudios?” y me contó de cuando se vino a estudiar quinesiología, de cuando vivió en una pensión de Almagro y de cuando tomaba el 141 a las 7:00 de la mañana, casualmente el mismo que yo perdía por supervisar el estado de las llaves de gas de todo el departamento.
Llegué a casa muerto de cansancio, pensando que ella tiene su crédito, que se va a casar y que va a vivir feliz para siempre con Sergio vaya a saber Dios en que rincón del planeta.
No comí, me acosté directamente. Pero eso sí, me aseguré de que ninguna llave de gas quede cerrada. 
Ojalá cuando vengan a buscarme a nadie se le ocurra encender la luz.

a Nicolás Fernández Garbin 

Gustavo Galeano

jueves, febrero 14

envalentonados de febrero

Partirás en febrero
no importarán los casi cien de la abuela
ni los días cercanos a la quincena
aquellos en los cuales no creo
aunque si lo haga la gente
y la gente fe tiene
por más podrida que la vida ande
verás, todos andan tomándose las manos,
susurrándose el cariño que alguna vez se han prometido
afortunados ellos todos, ellos y ellas, la gente
cuán tórridos lamerán ese fervor popular
de manos entrelazadas y desfachatadas
de obviedades biensabidas en ese día rojo y pasional
de tantas sonseras aunque… tan bonitas,
que bonitas que son
aquellas cursilerías
que este catorce serán agujero en el bolsillo

partirás en febrero
y parece no importarte nada más que esa tierra de vino

partís, te quiero así y asá
partiendo, partido perfilado, a perderse
partiéndome

abro un paraguas que es una sombrilla
abro una sombrilla para paradojas
y yo que siempre ando partiendo
tuve mufa de timba y partido voy

podés ver?
tirarán mi sombra a un tren
y algo de mi se apagará

no recuerdo ya no
no se con quién no se hacia dónde
ni vívida ni cercana
a ciegas sin tus luces
aturdido en sinsabor
por saberte rodeada
de aquellos hombres sin rostro

ellos no rezan por mi
les importa poco y nada mi pregón
serán inmensos en mis fantasías
bestias, dioses mitológicos
me vencerán mil veces desde la montaña
sonreirán en el cauce de algún rio junto a tu sonrisa
la tan contagiosa
que inocentemente les compartirás

tus encantos…

no suelo hablar mucho de ellos
cuando pregunta la gente
apenas si sonrió y aparto la mirada
no vaya a ser cosa que caigan a cuentas
y se enamoren

y así se vuele a ciertos relatos de amor y desamor
malescribidos
los tan cojudos...

y mi vida será un tango
como siempre lo fué
como ansío ya no más
no tanto al menos, no tan fuerte

mi vulnerabilidad es un tanto más áspera que la palabra en sí

resulta que el muy terco está obstinado en insistir
nostálgico, melancólico y bebedor
será un tango sufrido en el asfalto
un tango voraz y sin escrúpulos
que en algún convite de medianoche
recordándome constantes tus besos
sacará guadaña y embestirá

un tango anestesiado y asesino
será quién tire mi sombra a un tren
luego de que partas en febrero
y asi entonces
algo de mi
se estará apagando

miércoles, febrero 13

Lo internaron por cálculos en el riñón; 

le dieron el alta recién cuando dio bien el balance..

viernes, febrero 8

Querés ser mi poesía?

sonando en la rimbombancia acólita de abril
                        mientras los azahares en colirio
         hacen ruidos extraños

                                                                               vagan sueltos, foráneos
                                       entre copas de abetos y abedules juegotones
                                                                              que ruegan lluvias del invierno que pasó.

¡Qué elegante eres!
vestida de poesía
jugando a ser mayor
comoquien cuenta sus pasos en el oscuro y de memoria aterriza en el yugo de su voz..

Vola y roda sobre las matas                                                                          volca y rega su aventura de enredadera

Brilla tú, flagrante azucena repitiendo la alegría de tener entre pistilos y estambres el sabor entrometido de todos esos destellos