miércoles, febrero 22

pregunta a los leyentes

Lo vi al ñato sentado en la mesa de un conocido bar del centro. No fue sino hasta que se dio cuenta de su infracción que, desprejuiciadamente arrimó y acomodó con sordo golpe su silla contra el ventanal. Por una de esas casualidades de la hora, paseaba yo por la vidriera en ese mismo momento, y en cuánto lo vi, mufado por el gesto que acababa de hacer, le dije sin vueltas: tus noventa fueron mis dosmil. Me miró sorprendido, balbuceó algunos descargos sobre las redes entrampadas de esta cosa nueva de la modernidad y sin dudarlo me sonrió. "Qué manera de agregarle cal a la perla, no?" Todavía sigo pensando qué me habrá querido decir.

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