miércoles, noviembre 7

la isla

La isla te devora, te hace cruzar golpeando cada recodo de las humedosas paredes de su tracto, aunque acolchonadas, suaves y amigas te esperan para comerte mejor.
La isla te hace ser parte de los brazos de sus ríos, con su afluentes y afluencias y ¡guarda con que crezca! porque así como te abraza te aprieta, la isla te aprieta y te exprime hasta la más acompasada congoja y espera superada a ver si te las llevás con el lugar. Sueña la isla comerciando días mientras cuenta pilotes, mientras cuenta palotes, uno a uno, y no se repiten. Un palote dos palotes que no son el mismo, tres palitos que flotan con las ganas de un delta parsimonioso cuyo mejor instrumento es embarullarte y hacer que te pienses uno con la isla. ¡Y cuánto te la creés!
La isla te come; deglutiéndote ríe satisfecha.
Ahora, entre nosotros, qué satisfecha un tanto mentirosa, si en cada bocado de cada pedacito del cuerpo alimento, cuerpo isla alimento; en cada sustantivo social, en cada indiviso hermano patrio, en el banquete de cada uno de ellos la isla piensa y no ríe tanto, porque la isla se atraca engullendo y pensando, y no riendo, si siempre está babeando por su próximo bocado.

2 comentarios:

  1. no se que será, pero siempre que imagino un "escenario" y lo relaciono con alguien, pienso que si te lo dieran a elegir, sería una isla, sin duda alguna.

    También me acordé del pacman
    y después me di cuenta que era el otro, el de de ese nene que tiraba cosas.

    periplos!

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