barquitos de papel naufragan
resignan velas
al viento quedan
como deriva de loco
perdiéndose de a poco
en la espesura de tu muy tuyo recuerdo.
Extraviado en el mar de ayeres
hace de hoy remolinos
y crece en la tormenta
mientras en el fondo, tus ojos
cansados de presagios
rosados de penas, esperan
cuando de noche, al llegar a puerto
fulguren decenas de estrellas
riéndose a través de tus labios
ya húmedos, ya apagados
a punto de dormir,
pero tan sólo dormitando
un anhelo, o dos.
Sabiéndose ojos
no se miran
hasta que despiertan,
soñando.
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