Esos ojos nos cuentan.
Como contaron de aquel momento en el que Raúl plantó en seco a como veinte años de laburo anegreado y se fue a buscar ese dulce de leche que tanto le gustaba. Nadie ha sabido más de él. Siempre hay algunos que -dicen haberlo visto-, pero así como hay tantos otros que aseguran haberse sentado a masticar un buen pedazo de asado con cuero, al costadito de la ruta, con un sifón inconfundible y doce mil moscas revoloteandole el jopo.
necesitamos más Raúles y menos psot modernismos.
ResponderEliminaralgo así como Raúles al por mayor? o Raúles sin baúles?
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