sábado, mayo 26

cambalaches y mercaditos

Aquel cambalache en el mercadito del norte.. lleno de colores y de gentes y de carnes y de platos y las confluencias de todo dios y de entero universo. Hacemos filas placenteras, hacemos eructos al aire sabiéndonos satisfechos. Hay siempre un poco más para contar, siempre un tanto más para decir aunque uno no siempre quiera contarlo todo o los detalles se escapen despacito como el jugo dentro de un tamal humeante.

Romuel no tenía los mejores tomates tucumanos, tenía "los mejores tomates del mundo" y orgulloso se ofrecía una y otra vez. Y es que entrar a hurtadillas en tamaños cambalaches nos hace un poco mas completos, y más pequeños, deslumbrándonos las retinas ante la cotidianeidad de los colores estridentes, las cholitas tucumanas y los rufianes embebidos en un etílico violaceo, jugándose el pellejo entre mano y mano de mus..

1 comentario:

  1. ¡Recuerdo tan bien los pasillos del mercadito! Que la primera vez que fui me traje pa buenos aires uno de esos tomates, en un intento de compartir su sabor, y no olvidarlo. Lo que pasó fue que en la víspera del retorno porteño, el tomate desapareció. Algunos dicen que lo vieron chisporroteando por ahí, otros sólo que se engriseseó para morir petrificado en el asfalto; pero los que la saben lunga, aseveran que lo vieron con una guitarra en un barcito algo modesto, allá por Las heras y Pueyrredón.

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