martes, septiembre 25

infinito punto multicolor


- Oh! Qué sorpresa la de cruzarla esta noche en mi lecho, 
descansando usted en mi pecho su silueta.
Dejaré así pues mi cabeza entre sus frondosos gestos
y en el medio de sus te…mores que la aquejan.

- Pero qué alegría es para mí, ingenuo y galante caballero 
el dejarme tomar entre sus dichos de halagos y sus manos centelleantes. 
Es el fuego que me entrampa, 
picando bravo y urticante, 
que todo el cuerpo me violenta 
esta alergia virulenta…(eeh..digo)...virulante! 

- ¿es ocaso de una vuelta?
¿es enrosque? ¿es enganche?
como un ansia trastocada
tomo nota de su puesto
a ver si hoy juega de volante.

- No digas pavadas semejantes,
tanta dicha comparada no tiene cabida en la cama de esta amante 
fanfarroneas tú, y disparas para el lado de los tomates, 
pidiendo que juegue de 4, pero que pase al ataque, 
no sé si te crees que soy ábaco 
o una mera acompañante. 

- Te pensaba ensimismada,
acompañada de flagrante desazón.
Te pensaba resguardada de un destino salvaje y desalmado.
Te pensaba invitar esta noche a mi amoblado
que los platos se amontonaron
y ya no queda limpio ni un calzón…

- Me sigues haciendo reir como solías hacerlo antes
¿será acaso que tú sin yo, si yo sin mí, sin ti, ni tú, ni sin, sin ni, ni fin, ni fu, ni fa, ni re, ni si ni mí con tú, 
hayamos probado el calor de otro Ecuador? 
En paralelo y en meridiano, con ton y son, con ron y sol, con roc y rol, 
la delicia de ser un barro en el chiquero de tu hermano, 
no tiene comparación. 

- Saltó la taba en el barro, harpía sin culpa ni perdón,
tras ese corazón bienaventurado se erige una pirámide de crueldad destellante y sin compasión.
De su traición vengo a enterarme, en mi propio lecho y con mi propia sangre.
Igualmente hoy la llamaba porque me falta un jugador para esta tarde.

- Oh, qué pereza! La que aqueja en tardenoche cuando tú no buscas mi querer. 
¿Será de mí tal vez que tu extraño andar tambaleante le pinte en gran talante, 
o acaso será tal otra vez, que en tu cálido revés no haya abrigo para mis cantos?

- Pero ¡qué ardiente proposición la que me haces en esa tarde de verano!
Expláyate un poco más y piensa en alguna otra cosa,
la cosa dificultosa se tornará
que si cierra, o si abre, después dirás 
pero ¡qué más da!

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