Quedó colgada tres segundos, tres eternos segundos que le costaron llegar al cuarto, ese La mayor, entre armónico y seco, cuatrocuarenta que le dicen. Pero no bastó con sostenerla ahí, expectante, con final abierto, disonante, firme, porque no.
Y por qué no..porque no, ahí, un mi disminuido.
Jamás! disminuido por qué.
Porque en la alteración del modo se te juega romper con la armonía de la melodía o finiquitarla donde se te dé la gana. Y la verdad, con eso de recién, con esa cosa rara no hiciste ni una ni la otra.
Se puede probar también con un mi suspendido. Nunca! siempre aumentado, aunque no tanto eh! y entonces? Fa. Muy bien! No. No qué? Faa, esto no es para mí.
Profe profe! ¿puedo ir al baño?
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