domingo, octubre 14

abuelos y lentejas


La tana se mandó unas lentejas como las que hacía la abuela, como las que hacía la nona en esos días de invierno y mediodía, con el pancito caliente y algunos condimentos que habría que cortarle las manos o el pelo para que los desembuche. Luego no preguntamos más, creo que preferimos ese misterio de antaño. Lo preferimos y en buena fé; para que ahora, como veinte años después, podamos seguir saboreándola en recovecos y momentos inesperados, siempre bienvenidos.

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