martes, octubre 16

primavera de abril


Y como si oír llover. No pasaba inadvertida cada una de las horas empeñadas en aturullarme el alma aquella víspera de un raro abril que se avecinaba con sus ínfulas de resguardo, al compás de un bolero solitario de tan olvidado que quedó.
Es el ir y venir de unos viajes por los recuerdos de una tierra extraña, por un pasado pluscoimperfecto que hace al nombre de alguien saber quién es sabiendo dónde estuvo parado y qué momento le tocó.
Abriles que caen uno tras otro pidiendo permiso para volver al lugar que alguna vez los vio partir con entusiasmo de juventud desconocida, con alegría de sensación a nuevo, con padeceres siempre por venir.
Una vez conocí la gracia de una sonrisa amanecida con las últimas resolanas, mágicas y certeras,  que anunciaban el letargo de la primavera en abril. A partir de ese entonces, camuflado entre escondrijos secretos, resurge un poco aquella gracia en los azahares de cada nueva alegría,
siempre por venir…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

No te guardes tus ocurrencias!